La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, señaló este lunes que está profundamente alarmada por las condiciones de personas migrantes y refugiadas, niñas, niños y adultas, que permanecen en detención en los Estados Unidos después de cruzar la frontera sur; enfatizó que las niñas y los niños nunca deben ser recluidos en detención migratoria o separados de sus familias.
La Alta Comisionada expresó que varios organismos de derechos humanos de la ONU han encontrado que la detención de niñas y niños migrantes puede constituir un trato cruel, inhumano o degradante que está prohibido por el derecho internacional. «Como pediatra, pero también como madre y ex jefa de Estado, estoy profundamente conmocionada porque niñas y niños se vean obligados a dormir en el suelo en instalaciones sobrepobladas, sin acceso a atención médica ni alimentación adecuadas, y con malas condiciones de saneamiento».
Agregó que detener a una niña o niño, incluso por un periodo corto de tiempo y en buenas condiciones, puede tener un impacto grave en su salud y desarrollo.
Apuntó el perturbador informe de la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre las condiciones en centros de detención de migrantes a lo largo de la frontera sur, por lo tanto urgió a las autoridades a encontrar alternativas a la detención para niñas, niños y personas adultas migrantes y refugiadas.
«Cualquier privación de la libertad de personas migrantes adultas y refugiadas debe ser una medida de último recurso», si detención se produce, ésta debe ser por el periodo más breve de tiempo posible, cumpliendo con las garantías de debido proceso y en condiciones que cumplan plenamente con todos los estándares internacionales de derechos humanos relevantes.
“Los Estados tienen la prerrogativa soberana para decidir sobre las condiciones de entrada y permanencia de extranjeros. Pero claramente, las medidas de gestión de las fronteras deben cumplir con las obligaciones de los Estados en materia de derechos humanos y no deben basarse en políticas restrictivas dirigidas únicamente a detectar, detener y deportar inmediatamente a los migrantes irregulares”.
Se expuso que en la mayoría de estos casos, las personas migrantes y refugiadas se han embarcado en peligrosos viajes con sus hijas e hijos en busca de protección y dignidad y huyendo de la violencia y el hambre. Cuando finalmente creen que han llegado a un lugar seguro, pueden encontrarse separados de sus seres queridos y encerrados en condiciones indignas, «esto no debería suceder nunca en ninguna parte”.
Las presencias de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en México y América Central han documentado numerosas violaciones de derechos humanos y abusos contra personas migrantes y refugiadas en tránsito, incluyendo el uso excesivo de la fuerza, la privación arbitraria de la libertad, la separación de familias, la negación de acceso a servicios, devoluciones y expulsiones arbitrarias.
La Alta Comisionada reconoció la complejidad de la situación y los desafíos que enfrentan los Estados de origen, tránsito y destino. Les pidió trabajar en conjunto para abordar las causas estructurales que obligan a las personas migrantes a abandonar sus hogares mediante la implementación de políticas transversales que tomen en cuenta los complejos factores impulsores de la migración. Éstos incluyen la inseguridad, la violencia sexual y de género, la discriminación, la pobreza, los impactos adversos del cambio climático y la degradación medioambiental.
