Carola Rackete, detenida en Italia por llevar sin permiso a 40 inmigrantes a la isla de Lampedusa (sur), fue puesta en libertad este martes.
La activista fue detenida en la madrugada del sábado 29 de junio tras atracar sin autorización en Lampedusa para desembarcar a 40 inmigrantes rescatados el 12 de junio en el Mediterráneo central, y que llevaban 17 días en el mar esperando puerto.
La jueza de Agrigento, Alessandra Vella, ha rechazado el delito de «resistencia y violencia a una nave de guerra», del que se la había acusado por saltarse el alto de la Policía y golpear a una nave militar.
La puesta en libertad de la joven, licenciada en Ciencias Marinas y capitana del buque Sea-Watch 3, provocó la inmediata reacción de Matteo Salvini, que arremetió contra la justicia italiana. «Para la justicia italiana ignorar las leyes y estrellar una patrullera de la Guardia de Fianzas no son razones suficientes para ir a la cárcel», escribió en su cuenta de Twitter el ministro italiano del Interior. «Me avergüenzo de que se permita en este país que llegue el primer delincuente del extranjero, desobedezca las leyes y ponga en riesgo a los militares. Una pésima señal, señor juez», añadió.
La organización Sea Watch ha mostrado su alegría por la puesta en libertad de Rackete: «Nos sentimos aliviados de que nuestra capitana haya quedado libre. No había ninguna razón para arrestarla porque solo defendía los derechos humanos en el mediterráneo».
La marino alemana había sido puesta en arresto domiciliario en Lampedusa, acusada de resistencia o violencia contra nave de guerra, así como también por intento de naufragio al haber chocado contra una patrulla de la Guardia de Finanzas italiana durante la operación de atraque.
Según la nueva ley aprobada por el Ejecutivo italiano, cualquier ONG que entre en aguas territoriales sin la autorización correspondiente se expone a una multa de 50 mil euros y hasta a 15 años de cárcel para sus responsables. Pero Rackete, mientras tronaban las amenazas de Matteo Salvini en todos los megáfonos de los que dispone el ministro del Interior, puso rumbo al puerto.
Con información de EL PAÍS