La depresión en el adulto mayor es frecuente, se estima que el 40% de ellos llegan a presentar este problema pero no siempre se manifiesta con tristeza, sino con algunas conductas que la familia cree que son normales en el proceso de envejecimiento, señaló la geriatra del DIF Estatal, María de Lourdes Aviña Montoya.

Algunas personas de la tercera edad sufren depresión y no son atendidos debidamente porque los familiares no se han dado cuenta de esta situación, ya que consideran que los cambios de personalidad son resultado del envejecimiento.

Por tal razón, el Sistema DIF cuenta con la atención de una geriatra, en horario de 9:00 a 12:00 horas, en las instalaciones del Centro Gerontológico. 

La especialista comentó que hay algunos comportamientos recurrentes que pueden ser asociados a una depresión y son: problemas de sueño, dejar de comer, estar enojados por todo, dejan de hacer actividades que les gustaba realizar, se les empiezan a olvidar cosas por falta de atención a lo que hacen, entre otros.

Muchas veces se tiene la falsa creencia de que los adultos mayores no tienen ganas de hacer las cosas porque están cansados como consecuencia de los años, sin embargo, su condición puede ser el resultado de un trastorno depresivo. Lo más importante es que si los familiares notan cambios en los hábitos de los adultos mayores, es necesario que los lleven a recibir atención médica.

La depresión tiene factores sociales, genéticos y bioquímicos, por la falta de producción de neurotransmisores, es por ello la necesidad de que un especialista diagnostique su problema para que sea atendido adecuadamente.

Para el caso de los adultos que sí manifiestan tristeza, comentó que un error común de la familia es decirles que no deben sentirse así porque tienen todo para ser felices, ya que juzgar su estado de ánimo los pone más nostálgicos y ansiosos con esta situación.

Además de contar con una evaluación médica, también los familiares deben cambiar hábitos nocivos, como el hecho de ir a cuidarlos pero no interactuar con ellos.