Una vez más mujeres de la Comunidad Feminista de Aguascalientes unieron sus voces en una concentración en el centro de la capital para pronunciarse en contra de las agresiones del Estado, dado los hechos del pasado 12 de agosto en la Ciudad de México y la impunidad en la que se impera en el país sobre las desapariciones, violaciones y feminicidios.

Desde las 19:00 horas comenzaron a observarse niñas, jóvenes y adultas así como hombres jóvenes aliados al movimiento, concentrándose en la explanada de la Exedra con sus pañuelos verdes, morados y rosas, cargadas de diamantina y carteles con frases como «No nos cuidan nos violan», «Exigir justicia no es provocación», «la indiferencia también nos mata»…

A pesar de la lluvia que se soltó, el contingente caminó cantando consignas feministas hacia Palacio Municipal para dar continuidad a la manifestación denominada «Brillantada Nacional», en respuesta a las declaraciones de las autoridades sobre las manifestaciones de colectivas en la Ciudad de México; donde les parece más relevante «investigar» quiénes aventaron diamantina rosa al secretario de seguridad ciudadana y rompieron una puerta de cristal que las desapariciones, violaciones y feminicidios a los que diariamente son efecto las mujeres. 

«Nos solidarizamos con las mujeres que han sido violentadas por la fuerza policial mexicana, cuya obligación tendría que ser la de protegernos y salvaguardar nuestra vida e integridad. Manifestamos nuestro apoyo a quienes, en busca de exigir justicia para las tres menores violadas por agentes policiales tan solo este mes, se reunieron el 12 de agosto del presente año y en un acto de protesta arrojaron diamantina rosa sobre el traje de Jesús Orta, Secretario de Seguridad Ciudadana de CDMX, acto que las autoridades tuvieron el cinismo de calificar como una provocación a la violencia».

Se dejó en claro que las declaraciones de Ernestina Godoy, Procuradora de Justicia de la Ciudad de México, dan por sentado que la protesta, denuncia y demanda de las mujeres organizadas es reprobable y que por lo tanto no merece la urgencia con la que corresponde atenderlas, por «no sujetarse a las formas», a lo cual cuestionaron: ¿Cómo aspiran a que dialoguemos si nuestro trayecto diario, nuestras tareas cotidianas, nuestro camino a casa ya es un campo minado? ¿Cómo pretenden que dialoguemos, si los términos mismos en las que se condiciona el diálogo anulan ya nuestras voces y nos exponen al escarnio, revictimizando a quienes más afectadas se han visto por la impunidad?

Al unísono, bajo el eco del espacio, con las ropas y los cabellos mojados, el contingente dio lectura al pronunciamiento que puntualiza que las mujeres en México, viven a diario de cara a la violencia machista, al acoso, al maltrato, a las violaciones cada seis minutos y a que 10 mexicanas al día no vuelven más a sus hogares, por ello retoman el cuestionamiento siguiente: ¿Les parece desmedida una protesta social que se revela contra este orden de cosas, misógino y feminicida?


«(…) como si nosotras, con nada más que una legítima demanda y la rabia por la impunidad fuéramos una amenaza, como si con diamantina matáramos personas como nos matan a nosotras, como si una puerta fuera siquiera equiparable al hecho de que nos desaparecen para desecharnos en bolsas de basura. A nosotras nos cuidan las mujeres mismas. Nosotras somos nuestro propio mecanismo de protección y, a fuerza de ultrajes y agresiones, nos hemos organizado como una sola, somos una marea que ruge, que revienta, que brilla por nuestra defensa. Nosotras somos flama, somos ola y seremos imparables al momento de demandar justicia».

Se puso énfasis en que no se teme a esas «famosas carpetas de investigación» que la autoridad inició con la manifestación del 12 de agosto. «Invertir recursos en las investigaciones por el uso de diamantina y los cristales rotos, supone un insulto a nuestra dignidad. Que esos mismos recursos sostengan a los uniformados que someten y violan a las mujeres y a la población vulnerable es deleznable, mezquino e intolerable».


Al igual que a nivel nacional se exigió una disculpa pública por las respuestas cínicas de las y los representantes populares. Demandaron que, en tanto son acusados, los agentes involucrados en el ejercicio de violencia sean dados de baja y que, tras un proceso riguroso de investigación, con perspectiva de género, sean sentenciados como se merece.

«Lo exigimos desde la rabia, desde el hartazgo, desde el dolor compartido y la fuerza titánica que se está organizando para desacomodarles su indiferencia y obligarles a hacer su trabajo. Lo exigimos con diamantina como si fuera dinamita, porque se va a caer. Se va a caer, lo vamos a explotar»…


Foto Claudia Castro