Tras el boom mediático que tuvo el #MeToo en México, lo que nos queda es repasarnos y transformarnos: abrir las puertas al cambio. Toca imaginar, acompañar y estructurar, dice Ximena Antillón, psicóloga integrante de Fundar, especialista en el acompañamiento psicosocial a familiares y víctimas de violaciones a derechos humanos.
En esta tercera y última entrega, hablaremos sobre qué sigue después de haber escuchado los testimonios de miles de mujeres viviendo acoso y hostigamiento sexual en todas las esferas sociales, y qué tienen que hacer, sobre todo los hombres, al respecto.
Ximena Antillón: Toca acompañar, estructurar
“En el #MeToo hay dos cosas, la primera es que es una respuesta a la negligencia y la descalificación de la violencia contra las mujeres dentro las instancias oficiales, tanto en las autoridades de procuración y administración de justicia, como en las instancias internas de las universidades, las organizaciones, los medios de comunicación o los gremios. “Eso nos da dos dimensiones de agenda en donde necesitamos transformar.
Por un lado está la agenda de las autoridades, cómo pueden generar mecanismos que sean adecuados para las mujeres, que sean sensibles, que tengan perspectiva de género y atención psicológica. Y por otro lado está la agenda de qué hacemos dentro de las organizaciones y dentro de estos gremios que han venido funcionando como si eso no existiera. “Esto (el #MeToo) pasa porque es una respuesta frente a la falta de recursos adecuados y también por que hay una mayor conciencia de la violencia de género. Ahora las mujeres sabemos que hay cosas que hemos vivido toda la vida y hemos normalizado, pero son formas de acoso, hostigamiento y violencia”.
¿Qué sigue para el #MeToo?
Es una estrategia que hay que madurar, en su momento fue muy importante porque ha permitido que las mujeres puedan denunciar porque de otra forma no hubieran denunciado. Haberlo hecho de forma anónima o de forma confidencial es un logro, pero hay que pulirlo, irlo mejorando. Por un lado, tenemos que generar mecanismos para evitar lo más posible que puedan colarse denuncias falsas, aunque eso no descalifica el movimiento, hay que tener filtros.
Y por otro lado es necesario prever medidas de acompañamiento a las mujeres que se animan a denunciar, porque esto ha generado una respuesta violenta a través de las redes sociales El #MeToo lo que hace es desestabilizar los mecanismos patriarcales que han ignorado todo el tiempo, que han descalificado y silenciado a las víctimas.
El #MeToo desestabiliza eso y lo pone sobre la mesa y en la agenda pública, y detrás de eso hay reacciones que quieren restablecer esos mecanismos y devolver a las mujeres a ese lugar en donde no pueden hablar. Hay que acompañarnos psicológicamente, psicosocialmente y jurídicamente.
¿Qué pasa con las mujeres que denunciaron en el #MeToo?
La experiencia de las mujeres cuando viven o vivieron violencia es que primero hay un proceso interno para reconocer eso como violencia, muchas mujeres no denunciaron en ese momento porque no sabían que se podía denunciar. Y luego, cuando se hace público, también hay proceso de estigmatización y culpabilización de la víctima, que es lo que conocemos cuando nos dicen que es nuestra culpa por como nos vestimos o actuamos.
Las denuncias de hostigamiento sexual siempre implican una relación jerárquica y estas personas están en lugar de poder, así que no solo hay respuestas de criminalización y estigmatización, sino que puede haber también otras represalias en contra de las mujeres. No hay mecanismos que garanticen su protección, por eso, en varios sentidos, el anonimato es valioso, porque es una forma de poder señalar y advertir a otras mujeres que hay hombres peligrosos o que ejercen acoso.
Nos toca dejar de ignorar que esto pasa, descalificarlo y silenciarlo, el #MeToo no solo habla de lo que ya sabemos que ocurre, sino que habla de la magnitud con que ocurre. A partir del reconocimiento tenemos que hacer medidas de prevención, protocolos, medidas de atención, buscar procesos que pongan en el centro a la víctima: sus necesidades, que sean protegidas, que no sean juzgadas.
¿Qué hacer cuando un hombre querido o cercano, es denunciado?
Si estamos socializados en una cultura patriarcal, reproducimos estos modos de violencia. Es importante que dejemos de romantizar a los hombres defensores de los derechos humanos, porque ellos también ejercen acoso desde una relación jerárquica.
Nuestros amigos y compañeros no están exentos de eso, aquí hay una posibilidad de reflexionar y tiene que haber disposición, tenemos que iniciar un proceso de cambio. Los hombres tienen que buscar herramientas, se tienen que hacer cargo, es algo que tienen que trabajar ellos, no recae sobre nosotras.
Las redes sociales se tienen que mantener como un canal de denuncia y también se pueden pensar en otras instancias. Necesitamos habilitar otros recursos en donde se pueda denunciar, a lo mejor no directamente en donde pueda estar el agresor, por eso tenemos que seguir pensando, imaginando. El #MeToo ha mostrado la necesidad de hacerlo y es importante centrarnos en lo que dicen las denuncias, no en las denunciantes.
Es muy importante no perder el foco de la discusión, si los hombres están agrediendo a las mujeres por las denuncias, lo que está mal es que los hombres agredan, y que las personas respondan de forma misógina ante el #MeToo.
Reportaje especial elaborado por el Observatorio de Violencia Social y de Género de Aguascalientes